Cuenta una leyenda que, en el pueblo de Timanfaya haya por los años 1730, durante el festejo de la boda de dos enamorados, él hijo de la persona más adinerada de la zona y ella hija de agricultores de plantas curativas, desperto con furia un volcán cercano lanzando desde sus entrañas grandes rocas encendidas, que al caer sobre la esposa tristemente apagaron su vida.
El esposo al verla bajo una inmensa roca, con la fuerza que da el dolor y la desesperación, tomo una forja de cinco puntas y no descanso hasta rescatar el cuerpo de su amada. Con ella en brazos, corrio cuesta arriba en busqueda de refugio, sin embargo al llegar a la cumbre de la colina otra suerte la naturaleza les tenía, y juntos para siempre allí quedarían.
Pasado cierto tiempo despues del desastre, en esa colina comenzo a nacer una planta cuyas propiedades curativas hizo que muchos de sus pobladores superaran variados males, y estos en agradecimiento comenzaron a llamar a la planta Aloe Vera, en honor a la pareja de enamorados que allí vieron finalizar su vida.
Es muy probable que el relato que les acabo de hacer, sea una simple leyenda, pero de lo que hoy si estoy segura es de las maravillosas propiedades curativas y cosmeticas que tiene esta fabulosa planta, al punto que Aloe Vera es hoy un sinónimo de salud y belleza.
